viernes, 29 de julio de 2011

dios mío, no...

Hemos tenido un accidente.
El coche en el que iban Lucrecia y Lorena se ha despeñado hace pocos minutos
Estabamos a punto de llegar, joder.
Por favor, todos los que estén cerca del punto de encuentro que vayan 10 km al Norte por la carretera dirección Madrid para ayudarnos.
Hemos bajado para ver si...
Dios mío, estoy temblando.
Algunos dicen que no ha sido un accidente.
Tengo que bajar a ayudar y que Rodrigo no se mate bajando a lo loco.

miércoles, 27 de julio de 2011

SI NO LO DIGO REVIENTO

Bueno, la vida son dos cuatro días y la mitad está lloviendo, o en guerra...
Así que, antes de que nos maten, quiero estar en paz con mis amigos.
El mejor modo de comenzar es traicionarlos porque, aunque quizá no quieran ellos, yo sí quiero que sus nombres nos consten a todos por si la semana que viene estamos criando gusanos. Quiero que sepa el nombre de los que fueron mis amigos en este calvario que no acaba.
Él se llama Rodrigo. Es el tipo que se dedicaba a la publicidad , el que estaba dispuesto a volver al lugar donde nos encerraron durante semanas para recuperar su espada, el que defiende a los suyos como un león soberbio e implacable.
Yo me follé a su exmujer, que quería ponerle una trampa, no sé si recordáis.
Ella se llama Lucrecia. Sí, tiene nombre de mala, y seguramente ha sido la tía más mala del mundo con Rodrigo. Pero las cosas han cambiado mucho. Resulta que ahora ellos han vuelto a enamorarse, pero hay un problema añadido: que Lucrecia y yo seguimos liados. No sé lo que sentimos el uno por el otro y no sé lo que cojones le pasa a Rodrigo por la cabeza para no volver a coger lo que es suyo. A veces da la impresión de que espada le ha castrado y lo ha elevado sobre nuestras cabezas.
Pero, con todo y con eso, Rodrigo y yo no nos hablamos por culpa de este triángulo.
La pequeña se llama Lorena. A mí me da la impresión de que Rodrigo siempre quiso que se llamase Claudia. Ahora la usa para hacerme daño, aunque no sé si sería capaz de reconocerlo abiertamente. Supongo que sí. Ha reconocido muchas cosas oscuras de sus persona.
Lorena y yo somos buenos amigos, confía en mí como en un hermano mayor, pero Rodrigo le ha prohibido que me dirija la palabra.
Y Lorena obedece porque es la cría de un león.
Esta noche voy a hablar con Rodrigo. Aunque lo haga poco y a escondidas, sé que sigue leyendo los blogs que escribimos, estas bitácoras desesperadas, y quizá antes de que hablemos haya leído esto.
Estamos a 50 kmm de Despeñaperros pero Hidalgo ha ordenado descansar. Últimamente no habla de lo que piensa o intuye peor seguimos obedeciéndole como un navegane a una brújula.
Si tenemos que parar, es porque mandará exploradores durante la noche; es decir, que nos espera algún peligro antes de llegar al punto de encuentro.

domingo, 24 de julio de 2011

HIDALGO

Llevo mucho tiempo sin escribir, pero esto es porque, por el camino a Andorra, perdimos los ordenadores en un accidente. Ahora Hidalgo me ha prestado el suyo para poder escribir unas notas en mi diario; nuestra cama.
Ha sido realmente raro conocerlo en persona. ¿Sabéis? Me lo imaginaba bajito, con la cabeza de pelo muy negro y lacio así aplastadita, los ojos almendrados. Es un chaval bastante atractivo, muy occidental de rasgos aunque con el pelo y los ojos oscuros. Va casi siempre en un caballo con la silla adaptada para que pueda montarlo un paralítico. Descansa poco. Está con otros, entre ellos Nofaustino (con el que sigo peleado), estudiando mapas y tomando decisiones.
Quiero decir que Hidalgo me da quizás más miedo que mi amigo/enemigo Nofaustino con su espada. Es tan decidido y claro de mente que parece que podría romper el planeta en dos para dirimir un juicio entre dioses.
Estamos viajando por la costa de Levante. Me recuerda a muchas fiestas que he tenido. En la playa, anoche, unos cuantos tocamos un buen rato. Creo que la gente se humanizó bastante y, ¡ey, teníamos algunas botellas! Nofaustino y yo seguimos sin hablarnos, aunque aún no quiero explicar el porqué, pero creo que Hidalgo se ha dado cuenta.
Durante la fiesta hizo lo posible por charlar con los dos juntos. ¡No sé por qué le importa que nos llevemos bien de nuevo! Aunque, viniendo de Hidalgo, es posible que sea bueno para nuestro futuro.
Haré lo posible por aclarar las cosas con Nofaustino, no sea que Hidalgo me castigue sin cenar.
Aquí lo tratan como a un mariscal.
¿Demasiado poder para una persona?

jueves, 7 de julio de 2011

SI ESTAIS EN PELIGRO

La verdad es que andando por los caminos y contemplando los escenarios de destrucción y gloria que nos está dejando este nuevo mundo uno no siente muchas ganas de escribir, sino más bien de vivir intensamente lo que le quede.
Pero tengo que hacer un llamamiento porque me lo han pedido.
Estamos emprendiendo camino al Norte, todos, el ejército y nosotros, aunque ya no sé si somos o no parte del ejército. Nofaustino lo es, definitivamente. Todos los días al anochecer entrenan un par de horas. Sus gritos de guerra resuenan en unos campos que se van secando con el calor del verano. Es impresionante. A ese grito le llamana kiai, según he entendido. A través del kiai desarrollan el chi en sus golpes. Ni siquiera sé si lo estoy escribiendo bien.
Hace dos días pasamos por un pueblo en el que había problemas. Bueno, problemas es un eufemismo de mierda y creo que es hora de que madure ya llame a las cosas por su nombre.
Había una puta horda de lagartos gigantes que mantenían esclavizados a 40 o 50 aldeanos para ir sacrificándolos cada día en un pozo ciego que hay en mitad del pueblo.
Nuestro ejército a atacado con sus naginatas, sos boes, sus nunchakus, sus espadas de madera o acero y sobre todo con sus manos desnudas. No sé si sacan el valor de la multitud o de ese chi que se supone que todos tenemos pero que sólo ellos dominan.
He visto escenas que en una película me harían reirme a carcajadas y cambiar de canal. He visto a un chaval de dieciocho años lanzarse en el aire y hacer presa con las piernas en el cuello de uno de esos monstruos, derribarlo y mantenerlo atenazado mientras Nofaustino llegaba para rematarlo con espiga de arroz.
He visto a un hombre de sesenta años cerrar los ojos al verse rodeado de enemigos para no fallar ningún golpe con su palo de madera.
He visto a una mujer morir matando sin gritar por su propia vida y sin derramar una lágrima.
Me he visto a mí mismo subido al pozo, silbando sin temblar mientras desataba los nudos de una niña ya muerta, en medio de la batalla, tan sólo para que no estuviera más tiempo allí expuesta... tan sólo... no lo sé. Porque no sé luchar, supongo.
He visto a Claudia agarrar el brazo de un luchador mientras los otros le ponían derecho un hueso roto.
Hemos vencido y hemos limpiado el pueblo y, supongo, hemos tomado conciencia de lo que somos y lo que podríamos ser.
Y ahora me toca deciros, a todos los que me leeis, a todos los que aún podéis conectaros:
Si estais en peligro, decídmelo. Iremos lo antes posible.