Llevo mucho tiempo sin escribir, pero esto es porque, por el camino a Andorra, perdimos los ordenadores en un accidente. Ahora Hidalgo me ha prestado el suyo para poder escribir unas notas en mi diario; nuestra cama.
Ha sido realmente raro conocerlo en persona. ¿Sabéis? Me lo imaginaba bajito, con la cabeza de pelo muy negro y lacio así aplastadita, los ojos almendrados. Es un chaval bastante atractivo, muy occidental de rasgos aunque con el pelo y los ojos oscuros. Va casi siempre en un caballo con la silla adaptada para que pueda montarlo un paralítico. Descansa poco. Está con otros, entre ellos Nofaustino (con el que sigo peleado), estudiando mapas y tomando decisiones.
Quiero decir que Hidalgo me da quizás más miedo que mi amigo/enemigo Nofaustino con su espada. Es tan decidido y claro de mente que parece que podría romper el planeta en dos para dirimir un juicio entre dioses.
Estamos viajando por la costa de Levante. Me recuerda a muchas fiestas que he tenido. En la playa, anoche, unos cuantos tocamos un buen rato. Creo que la gente se humanizó bastante y, ¡ey, teníamos algunas botellas! Nofaustino y yo seguimos sin hablarnos, aunque aún no quiero explicar el porqué, pero creo que Hidalgo se ha dado cuenta.
Durante la fiesta hizo lo posible por charlar con los dos juntos. ¡No sé por qué le importa que nos llevemos bien de nuevo! Aunque, viniendo de Hidalgo, es posible que sea bueno para nuestro futuro.
Haré lo posible por aclarar las cosas con Nofaustino, no sea que Hidalgo me castigue sin cenar.
Aquí lo tratan como a un mariscal.
¿Demasiado poder para una persona?
No hay comentarios:
Publicar un comentario