miércoles, 2 de noviembre de 2011

¡¡¡LA PROFECÍA ES FALSA, REBECA!!!

El ataque es inminente y quiero describir lo que voy viendo en este aparato pequeño y luminoso que me ha dejado Joao. Los Hijos del Caos son ahora el Ejército del Caos y, quizá llamados por nuestras historias a través de la red, están llegando esclavos fugados, campesinos escondidos y gente en definitiva que quiere jugarse el todo por el todo a una última carta.
Llevamos dos días preparando los pertrechos para la guerra mientras nuestros exploradores matan o son muertos por los exporadores de Berlín. O del fortaleza que se ha comido la mitad de Berlín. Los que han vuelto para contarlo dicen que los edificios parecen mordidos por gitantes y que las murallas que se han levantado en el centro son como un monstruo hecho por trozos enorme de acerco, de placas de cemento y de piedra compuestos y ensamblados perfectamente hasta que... sí, hasta que en la distancia parece incuso algo bello.
Hemos establecido un campamento base. Sé que Blanca ha reunido su ejército pero nos es desconocida su ubicación. Están lejos de nosotros porque se ha llevado a los demonios que teníamos encadenados y muchos otros demonios se han unido a su dragón desde las cuevas en las que estaban escondidos. Nuestros caballos no resisten su presencia.
Nosotros tampoco.
Por último está el grupo de élite, el de Rebeca, que va a acceder al templo de Pabrich, el que tiene tantos nombres, a través de un túnel que se supone debe servir de fuga para el Rey en caso de que nuestro ataque suicida tenga éxito. Este grupo de élite se coordinará de modo que lo mejor de la mano vacía y los últimos héroes con Nuiz poderoso puedan llegar desde distintos flancos al corazón de la fortaleza de Berlín intentando que el Rey huya por el túnel y que, en caso de que no lo consigan, Rebeca, Rolando y unos cuantos elegidos (me temo que Loa), entren por el túnel para hacer el sacrificio que todos tememos desde que se dijo la profecía. Rolando debe morir, ser la puerta para expulsar al Rey como si se tratase de un exorcismo, Rolando, el Azul que vino del infierno...
...
Ha sido impresionante la arenga de Rodrigo. Me quedo en el campamento base convencido de mi misión de proteger a Joao y su equipo de comunicaciones vía satélite, pero mi corazón está con Rodrigo y los que acaban de correr hacia la muerte, hacia los muros de la nueva y terrible Berlín.
Se plantó montado a caballo, rodeado de su escolta de hombres muertos, frente al Ejército del Caos, frente a sus rifles y mazas y espadas, y entonces se dirigió a cada uno de esos hombre juramentados que provocaron en un momento de necesidad la muerte de su hija y de su esposa, de mi ahijada y de mi amante, y besó sus manos una por una.
- Aquí al final de nuestro camino, sois hombres libres. Os devuelvo vuestras almas - dijo.
Pero ellos no respondieron nada.
Entonces se bajó de caballo y clavó a Espiga de Arroz en el suelo firme, mirándola con desprecio y gritó:
- ¡Cuánta muerte has provocado y cuánta más vas a provocar en el día de hoy!
Luego miró al ejército, alzó una mano como si pidiese una limosna y la giró y señaló con el dedo hacia la fortaleza contra la que debían de estrellar sus cuerpos en pocos minutos, contra la horda de muertos vivientes y el ejército bien pertrechado de fieles y los dragones que la sobrevuelan y dijo, ha dicho hace pocos minutos:
- Hay un solo hombre, un solo bastardo que ha puesto el mundo de rodillas y ha matado a nuestras madres y nuestras hijas, nuestros hermanos y nuestros amigos. ¡Y él está ahí! ¡Ayudadme a encontrarlo! ¡Ayudadme a matarlo!
Se puso de rodillas.
- Y os prometo que no me importa una mierda si toda la esperanza de la humanidad está entre nuestras filas y nos extinguimos en una última batalla. ¡Os prometo que tacharía el nombre de nuestra especie lleno de orgullo si llego hasta la cabeza de ese bastardo y puedo clavarla en una pica! Por los mios, por los vuestros, porque la venganza es el único valor humano que no nos ha sido arrebatado en estos tiempos de tormento y penuria. No somos ciervos que huyen y se desperdigan cuando vienen los lobos esperando que se sacien con los más débiles. ¡No somos lobos que ponen el cuello frente al lobo más fuerte! ¡Somos hombres! ¡Somos hombre y esta escrito en nuestra sangre y en la Historia que en el día de hoy vamos a morir matando!
Entonces gritó y se montó en su caballo y el Ejército entero del Caos comenzó a murmurar con orgullo, henchida su sed de sangre, y dejaron de murmurar para gritar y arrear a sus caballos y a sus piernas y a gritar mientras corrían y galopaban todos con sangre en el ojo hacia los muros de Berlín...
...
Escribo este mensaje a toda prisa porque tengo que partir hacia la batalla para llevar el mensaje más importante que nunca ha llevado un artista, un profeta o una simple paloma mensajera. Sé que Rodrigo y el Ejército ya está peleando, sé que Blanca está midiendo su vuelo y su poder con el vuelo de los drágones y que el grupo de Rebeca y Rolando se adentra en la tierra para acabar con Pabrich.
Rebeca, si lees eso a tiempo, no mates a Rolando, la profecía era falsa.
Se supone que si león rugiente tomaba el mando del ejército (Rodrigo), el cachorro enloquecido recuperaría el control o el equilibirio... (Joao) no lo recuerdo bien. Bien, pues Joao se ha vuelto completamente loco. Acabo de abandonar su tienda de campaña, donde estaba mirando emocionado un montón de monitores en los que sólo había electricidad estática. Mira a uno y a otro y tomaba notas, reía como un niño viendo una película, comiendo grandes cantidades de chocolate. Cuando me he acercado a hablar con él he visto que tenía los muslos y los antebrazos llenos de finísimos cortes.
Entonces he salido a escribi este mensaje, ensillar un caballo e intentar detener el sacrificio de Rolando, que será en vano, porque la profecía de la sombra es falsa, y que eliminará cualquier posibilidad de vencer a Pabrich.
Sólo espero llegar a tiempo.

jueves, 27 de octubre de 2011

La batalla de la mina

Es muy frío para mí escribir cuando aún tengo la muerte de mi amigo Hidalgo agarrada al corazón, pero tenemos que seguir adelante, con todo, como siempre.
Rodrigo conservó la espada como le pedí, por supuesto. Espiga de arroz está en su vaina y su vaina parece ahora el féretro de un vampiro, que no sabemos nunca si se abrirá por sí solo.
Nos dejaron velar el cuerpo de nuestro amigo a solas, los hombres muertos de Rodrigo, Rodrigo, Adela y yo. Adela estaba en el suelo, aturdida, oyendo en cabeza y en su alma los lamentos de Brau que, al parecer, se mostraba arrepentido por no haber podido doblegar a la sombra, por haber permitido ese sacrificio. Adela a veces se acariciaba los hombros o el pelo, aunque supongo que estaba intentando consolarlo a él.
Rodrigo se tragaba un suspiro de vez en cuando y me miraba. En sus ojos vi que había tenido demasiada muerte y dolor para llorar, pero que hubiese llorado hace sólo unos meses de haber perdido a tan magnífico amigo. Sucede algo extraño, porque dice que nota a Lucrecia y a Lorena muy cerca desde hace un par de días. Creo que algo de la delicadeza de sus dos grandes amores debió colarse en su corazón porque, cuando eché la última palada de tierra (no he dejado que nadie me ayude), me dijo: "Nunca tuvo paz en su vida. Pobre chico. Y, ¿qué hicimos por él, sino empujarlo y empujarlo a que nos salvara? ¿Qué haremos por él ahora?".
La respuesta aún flota entre nosotros, indecisa.
No dijimos una palabra más y luego nos dirigimos al campamento para hablar con Joao. Esta vez no hubo reuniones secretas. Joao dijo que el oráculo había hablado con claridad y que era claro que él no representaba al león. Dijo que nos ayudaría en lo que pudiera controlando los satélites.
Rodrigo le dio un fuerte abrazo por su sabio decisión. Luego se subió a un carromato, en un cultivo de azafrán, y allí se dirigió a los varios miles que nos rodeaban. Creo que hasta los demonios que llevamos secuestrados le prestaban atención.
- Vamos a la mina a rescatar a nuestra gente - dijo - ¿Quién se viene con nosotros?
Todo el que tenía un arma en la mano la levantó y todo el que tenía una garganta emitió un grito de guerra. Aquí no puedo probarlo, pero creo que también gritó alguno de los demonios, aunque quizá tan sólo enardecido por el olor a sangre valiente.
Al anochecer nos pusimos en camino guiados por la magia aérea y tecnológica de Joao y llegamos al lugar que nos habían indicado nuestros rastreadores antes del amanecer.
No puedo decir que estuviésemos cansados. Para mí el camino fue como un sueño que se elonga y se retrasa y gira sobre sí mismo.
Llegamos al lugar, como he dicho, donde los zombies seguían trabajando sin descanso muy adentro ya de la tierra. Muy al contrario de detenernos para acordar una táctica, Rodrigo se irguió sobre los estribos de su fiel caballo y le agarró el cuello para hablarle, como si quisiera convencerle de algo. El caballo relinchó y Rodrigo desenvainó a Espiga de Arroz y entonces todos pudimos ver que en la noche se iluminaba por una especie de vaho gris y fantasmal.
- ¡LIMPIAD LA MINA! - gritó.
Y otras voces, incluyendo la mía, se unieron al grito: "¡Limpiad la mina!".
Rodrigo se adelantó demasiadoo a nosotros de modo que nisiquiera su guardia personal pudo seguirle. Era como si la espada, la misma que contenía a un oráculo hambriento, aquella que llevaba en su cuenta el corazón de Hidalgo Cinis, espolease con la misma fuerza a jinete y corcel.
Y quizá por esa magia pude ver como no sólo los ociosos soldados del dragón, sino incluso los muertos vivientes se giraban al unísono hacia él avisados de la embestida.
Rodrigo cargó con tanta fuerza que no tuvo que usar la espada hasta estar casi el pie de la mina, rodeado completamente de cadáveres, muy lejos de las diestras manos de los soldados. Sus hombres llegaron pronto hasta él, y yo con ellos, para ver como los golpes de Espiga de Arroz destrozaban a los zombies casi tan sólo por esl silbido de su filo.
Los soldados del dragón estaban aún pertrechándose cuando el grueso del ejército de los Hijos del Caos descendiño sobre ellos provenientes de la colina.
Unos brazos muertos me agarraron y me tiraron de mi montura y esta vez no vino nadie a rescatarme. Usé las piernas para patearlos y las manos para levantarme y saqué mi espada corta y grité como un guerrero, solo y descabalgado, loco y enfurecido, y recordé aquella vez que cargamos en Tarifa y en que Hidalgo estaba vivo (y tanta gente que aún estaba viva), y creo que lloré mientras devolvía a los cadáveres a su fría tumba.
Había pasado el amanecer cuando un hombre anónimo gritó: "¡El día es nuestro!" Como se había hecho antaño. Efectivamente, los zombies se arrastraban sobre sus propios miembros amputados y los pocos supervivientes del ejército del dragón hacía ya tiempo que habían huído entre las sombras.
Se me ha permitido descansar un poco, dicen que por mi heroísmo. Que ridiculo. No sé qué podría hacer porque no tengo sueño.
Tengo pena.
Estoy cubierto de sangre pero no quiero lavarme. Estoy rendido pero ni quiero tumbarme.
Quiero a mi amigo, mierda, quiero que mi amigo vuelva a la vida...

martes, 25 de octubre de 2011

LO HA HECHO...

Me acerqué preocupado al ver cómo estaba mirando la espada. Como ya dije estaba sentado apoyado en una roca con sus piernas muertas extendidas como se sientan los niños.
Me dijo: "¿No tocarías algo de música para espantar el ruído?"
Y es que Rodrigo y Joao seguían discutiendo por el asunto del orden y el caos, el valor o la locura de los cervatillos huyendo.
Me volví a coger mi violín, aunque la preocupación no se me iba y sentí que comenzaba a sudar al perderlo de vista. Cuando llegué de nuevo hasta él seguía esperando, sonriente.
Comencé a tocar a petición suya un pasaje de la cuatro estaciones.
Cerró los ojos como si fuese él quien tocase. Hizo el gesto con la espada como si ésta tuviese cuerdas. Luego abrió los ojos y me dijo: "¿No crees que habría que saber la verdad?".
No me dio tiempo a responder. Sus brazos fuertes, acostumbrados a bregar con todo su peso, con las ruedas y los impulsos, se revolvieron como dos látigos expertos girando la espada y luego se encogieron como pistones. Se atravesó la barriga en sentido ascendente con tanta fuerza que oí el golpe con la piedra.
El violín se cayó de mis manos y grité su nombre. Corrí hacia él y un par de los hombres muertos de Rodrigo me vieron y acudieron a la caseta de la plana mayor del reino del caos para avisar.
Cogí el cuerpo de Hidalgo antes que terminase de caer al suelo pero fue inútil. La sombra tenía su sangre y por un minuto tuvo el control de la muñeca rota en que mi amigo se había transformado. Se irguió con buen talante, los ojos grises como el humo y la boca abierta y lacia como la fatiga.
Oí pasos que se acercaban mientras yo me alejaba prudentemente unos metros, mas con lágrimas en mis ojos. Lágrimas de pena, de furio y lágrimas de nuevo por la impresión ante lo sobrenatural.
La sombra que había tomado el cuerpo de Hidalgo habló, y espiga de arroz vibró sus palabras como un megáfono acerado.
"EL AZUL QUE HA VENIDO DEL INFIERNO DEBE MORIR PARA SER LA PUERTA Y QUE EL ROJO VUELVE AL INFIERNO".
Rodrigo llegó a mi lado. Su rostro estaba tan congelado como la roca. La sombra lo miró a través de los ojos de Hidalgo como si disfrutase por habernoslo arrebatado. Rodrigo me sacudió el hombro y me grito: "¡Apúntalo todo!"
Corrí a por el ordenador y en mi carrera tuve que oír la segunda predicción.
"LOS DIFUNTOS LUCHARÁN Y GANARÁN, PERO TENDRÁN QUE IRSE. LOS MUERTOS LUCHARÁN Y PERDERAN, PERO SE QUEDARÁN PARA SIEMPRE".
Joau llegó junto a Rodrigo a tiempo para oír.
"EL LEÓN IRACUNDO TOMARÁ EL PODER PARA QUE EL CORDERO ENLOQUECIDO NO LO PIERDA NUNCA MÁS".
Se miraron un sólo segundo, entendiendo.
Entonces Hidalgo cayó muerto por fin al suelo. Antes Rodrigo se movió con ímpetu y recuperó su espada, giró para romperla contra la roca pero yo grité: ¡NOOOOO!
Se detuvo y me miró. Le dije: "Si yo he aguantado escribiendo tu aguantarás matando".
Así pasó.

lunes, 24 de octubre de 2011

tensión

No sabemos qué hacer.
Creemos haber localizado el lugar desde el que Rebeca envió su último mensaje. Hay unos 200 soldados apostados fuera, que pueden haber sido avisados por los propios perpretadores de la trampa o por el pequeño contingente que dejamos escapar.
No son muchos, pero hay como 100 muertos vivientes haciendo labores de desescombro de la entrada volada por loa. Se escuchan sus lamentos de esfuerzo desde cientos de metros. Nuestros rastreadores dicen que algunos pierden sus miembros mientras arrastran las piedras.
Rodrigo está discutiendo con Joao en estos momentos. Joao parece insistir en que se supone que debemos atacar al contingente para liberar a Rebeca y que, precisamente por eso, no debemos hacerlo. Fuera de la caseta donde discuten hay una guardia de 5 tipos bastante fuertes de su guardia personal, que han obligado a Rodrigo a entrar sin su espada espiga de arroz.
Pero los hombres muertos de Rodrigo anda cerca atentos a cualquier cosa. Los Hijos del Caos están bastante divididos, porque supongo que muchos están hartos precisamente de tanto Caos y tantas gilipollecess. Le he dejado un momento la espada a Hidalgo, que está sentado tranquilamente apoyado en una roca mientras escribo estas palabras.
Creo que voy a dejaros.
No me gusta cómo está mirando la espada...

sábado, 22 de octubre de 2011

El león rumiando maldiciones

Rodrigo está paseando a un lado y a otro de esta pequeña colina rumiando maldiciones mientras yo escribo. Sabemos que todo lo que escribamos a partir de ahora va directamente a la cúpula de mando de los Hijos del Caos (sí, el caos tiene cúpula de mando), por el simple hecho de que su jefe, su líder, o como queráis llamarlo, es el joven genio que mantiene y ha mantenido todo este tiempo un sistema seguro de satélites para nosotros.
Aún no sabemos cómo se ha separado de los chicos del Nuiz ni que relación le sigue uniendo a ellos. Quizá todo este asunto del ejército nómada ha sido organizado por voluntades superiores para proteger su persona.
Se llama Joao, es brasileño y no debe llegar a los 30, quizá ni a los 25. A pesar de ser brasileño no le notas ningún acento. Está hablando contigo mientras está controlando varios programas informáticos a la vez que se detiene a dar un par de órdenes. Fijaos que yo lo había visto antes un par de veces por casualidad y pensé que era autista.
¿Cómo hemos sido llevados en presencia de Joao, el verdadero líder de los Hijos del Caos, a pesar de que su identidad es un secreto celosamente guardado? Muy fácil: Rodrigo estaba empezando a estar hasta los cojones.
Ayer nos tropezamos con una grupo de 20 soldados del ejército del dragón que llevaban a pie una partida de 50 esclavos. Iban bastante bien pertrechados, con rifles, protecciones de policía antidisturbios pintadas de rojo spray (aunque debajo de esa pintura creo que algunos llevan armaduras medievales de verdad), hachas o espadas. Y llevaban caballos.
Pero nosotros somos así como 5 mil que además, si me lo preguntas, dejamos un estupendo olor a jabón allá por donde vamos. También tenemos rifles y caballos y hachas. Estamos bien alimentados porque cazamos y llevamos pescado en salazón o en adobo y tenemos 14 carretas enormes llenas de tierras en las que transportamos cultivos de especias para conservar toda la comida que recogemos por el camino.
Y tenemos unos 30 bankeets atados con cadenas, por cierto, a los que alimentamos con carne fresca de jabalí o de conejo, cosa que no sé si les produce más malestar a ellos o a nosotros.
Esos 20 dragones parecían volver del otro extremo del mundo y tenían esa mirada del que está a punto de vomitar toda la sangre que sus manos han derramado.
Recibimos orden de saludarlos mientras pasaban. ¿Objetivo? Ni puta idea. Eso fue demasiado para Rodrigo. Esos esclavos iban a pasar por delante de nuestras narices sin que hiciéramos nada. Rodrigo bajo a caballo sin permiso y sin apoyo y, por supuesto, sus hombres muertos le siguieron. Y, por supuesto, yo los seguía ellos.
Entonces me di cuenta, al ir el último, de que otros cien hombres se habían animado y bajaban al galope hacia el valle terroso en que estaban los dragones.
Estos comenzaron a huir después de unos segundos de confusión, primero intentando arrastrar a los esclavos y luego dejándolos por el camino para poder ir más rápidos.
A la hora Rodrigo fue llamado en presencia de Joao. Hubo gritos. Rodrigo salió de allí enfurecido y tardó un buen rato en contarme cualquier cosa que hubiese podido discutir.
Me he dado cuenta de que muchos hombres miran a Rodrigo con respeto y no sé si eso o convierte en un hombre más peligroso o más cercano a la tumba. Y por supuesto a sus hombres muertos. Y por supuesto a mí.
Hidalgo está sentado bastante cerca de mí en esta colina. Hay algo demasiado alegre y decidido en su mirada, como el bienestar que da la fiebre. Hace un rato me ha preguntado, no sé por qué, si recuerdo a Déborah, aquella amiga nuestra que murió en Perú buscando la verdad. Lo cierto es que yo también he pensado en ella últimamente. Y en la madre de Rosario. No sé… como si fuera tiempo para rendir justos homenajes.
¿Podemos ser cobardes en honor a estos difuntos?
Sabemos que precisamente Joao va a leer estas palabras seguro. Pero Rodrigo me ha pedido que las escriba de todas maneras porque quiera que las leáis vosotros.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Imágenes de paz y música de fondo.

Hay suficientes historias de matanzas y peligros en estos tiempos para enterrar toda la belleza que quede en nuestros recuerdos... y no voy a permitirlo.
Tenemos a varios heridos y dos hombres enfermos, así que estamos descansado en un conjunto de cabañas, como un pequeño poblado (parecen autocaravanas acampando en el bosque, pero no lo son, son casas). Hace un par de semanas los... ayudamos. Tienen algunos antibióticos guardados en una caja fuerte pero los hombres no quieren tomarlos. Quieren que se guarden para los niños. Al fin y al cabo, son hombres muertos.
Yo tengo una par de rozonazos, en el cuello y la cara, un par de balas que querían bailar conmigo. Se van curando y me dan carácter. Además, no me estorban para el violín.
Toco el violín todo el rato y uno de los hombres toca la guitarra muy bien.
Es una vida normal, una vida incluso bella. Pero se nota en los ojos de esta buena gente que la consideran una vida provisional, que puede ir a mejor o a peor, pero que no seguirá siendo así.
No lo entiendo. Es una vida perfecta.
En un par de días nos vamos.
Me preocupa que Hidaglo y Brau llevan tantos días sin dar señales de vida. Rodrigo no ha dicho nada, pero creo que quiere organizar una partida para buscarlos.
Aunque no será hoy, ni mañana.
Voy a tocar música para esta gente y para estos árboles.

miércoles, 24 de agosto de 2011

En la montaña.

En esta región del mundo ganamos la batalla, pero como en todas las batallas, el enemigo vencido huye, se esconde e intenta sobrevivir. Y es muy peligroso, sobre todo para las pequeñas poblaciones o los refugios alejados de otros refugios.
Hay gente que quizá piense que se ha librado del verdadero peligro y que viva ajena a la posibilidad de que una pandilla de bankeets renegados pueda entrar en su cortijo y exterminarlos.
Me he unido al grupo de Rodrigo y comienzo a defenderme bien con las armas de precisión, arco o lanza. Finalmente, parece que estamos juntos como el olor y la carne muerta. Él no habla mucho, pero yo tampoco. Muchos lo odian por romper nuestro elemento sorpresa justo antes de la batalla, pero lo cierto es que ganamos la batalla. ¿Y si realmente consiguió infundir tal miedo al enemigo que hizo que algunos huyeran, o que aquella cosa, aquella Araña, se pusiese tan nerviosa que cometiera errores?
Quedan aún cinco de su ejécito de hombres muertos y ellos también le siguen como el olor a la carne muerta.
Nos acercamos a una garganta natural a la que nos lleva un rastro.
Aunque sean más que nosotros, sé que atacaremos.

lunes, 1 de agosto de 2011

El arroyo del Rey

En el arroyo del Rey, a poca distancia al Norte de Santa Elena, cayendo desde la carretera que cruza Despeñaperros, hay una tumba cubierta de piedras chatas y redondas, piedras de río que han visto pasar los siglos y quizá los milenios.
Pintados sobre algunas de estas piedras grandes ahora se pueden leer estos nombres: SALVADOR CARLOS FRANCISCA LUCRECIA... LORENA
Al pie de esta tumba y aún siendo de noche y a pesar del cansancio y del dolor, un músico sin su violín se atrevió a entonar un Ave María que fue transportado tímidamente por el viento y por las montañas.
Y no sé si la música se ha acabado dentro de mí.
Que la tierra os sea leve.
Estamos en Santa Elena y todo el mundo actua como si no hubiese pasado nada, porque todo está por venir.

viernes, 29 de julio de 2011

dios mío, no...

Hemos tenido un accidente.
El coche en el que iban Lucrecia y Lorena se ha despeñado hace pocos minutos
Estabamos a punto de llegar, joder.
Por favor, todos los que estén cerca del punto de encuentro que vayan 10 km al Norte por la carretera dirección Madrid para ayudarnos.
Hemos bajado para ver si...
Dios mío, estoy temblando.
Algunos dicen que no ha sido un accidente.
Tengo que bajar a ayudar y que Rodrigo no se mate bajando a lo loco.

miércoles, 27 de julio de 2011

SI NO LO DIGO REVIENTO

Bueno, la vida son dos cuatro días y la mitad está lloviendo, o en guerra...
Así que, antes de que nos maten, quiero estar en paz con mis amigos.
El mejor modo de comenzar es traicionarlos porque, aunque quizá no quieran ellos, yo sí quiero que sus nombres nos consten a todos por si la semana que viene estamos criando gusanos. Quiero que sepa el nombre de los que fueron mis amigos en este calvario que no acaba.
Él se llama Rodrigo. Es el tipo que se dedicaba a la publicidad , el que estaba dispuesto a volver al lugar donde nos encerraron durante semanas para recuperar su espada, el que defiende a los suyos como un león soberbio e implacable.
Yo me follé a su exmujer, que quería ponerle una trampa, no sé si recordáis.
Ella se llama Lucrecia. Sí, tiene nombre de mala, y seguramente ha sido la tía más mala del mundo con Rodrigo. Pero las cosas han cambiado mucho. Resulta que ahora ellos han vuelto a enamorarse, pero hay un problema añadido: que Lucrecia y yo seguimos liados. No sé lo que sentimos el uno por el otro y no sé lo que cojones le pasa a Rodrigo por la cabeza para no volver a coger lo que es suyo. A veces da la impresión de que espada le ha castrado y lo ha elevado sobre nuestras cabezas.
Pero, con todo y con eso, Rodrigo y yo no nos hablamos por culpa de este triángulo.
La pequeña se llama Lorena. A mí me da la impresión de que Rodrigo siempre quiso que se llamase Claudia. Ahora la usa para hacerme daño, aunque no sé si sería capaz de reconocerlo abiertamente. Supongo que sí. Ha reconocido muchas cosas oscuras de sus persona.
Lorena y yo somos buenos amigos, confía en mí como en un hermano mayor, pero Rodrigo le ha prohibido que me dirija la palabra.
Y Lorena obedece porque es la cría de un león.
Esta noche voy a hablar con Rodrigo. Aunque lo haga poco y a escondidas, sé que sigue leyendo los blogs que escribimos, estas bitácoras desesperadas, y quizá antes de que hablemos haya leído esto.
Estamos a 50 kmm de Despeñaperros pero Hidalgo ha ordenado descansar. Últimamente no habla de lo que piensa o intuye peor seguimos obedeciéndole como un navegane a una brújula.
Si tenemos que parar, es porque mandará exploradores durante la noche; es decir, que nos espera algún peligro antes de llegar al punto de encuentro.

domingo, 24 de julio de 2011

HIDALGO

Llevo mucho tiempo sin escribir, pero esto es porque, por el camino a Andorra, perdimos los ordenadores en un accidente. Ahora Hidalgo me ha prestado el suyo para poder escribir unas notas en mi diario; nuestra cama.
Ha sido realmente raro conocerlo en persona. ¿Sabéis? Me lo imaginaba bajito, con la cabeza de pelo muy negro y lacio así aplastadita, los ojos almendrados. Es un chaval bastante atractivo, muy occidental de rasgos aunque con el pelo y los ojos oscuros. Va casi siempre en un caballo con la silla adaptada para que pueda montarlo un paralítico. Descansa poco. Está con otros, entre ellos Nofaustino (con el que sigo peleado), estudiando mapas y tomando decisiones.
Quiero decir que Hidalgo me da quizás más miedo que mi amigo/enemigo Nofaustino con su espada. Es tan decidido y claro de mente que parece que podría romper el planeta en dos para dirimir un juicio entre dioses.
Estamos viajando por la costa de Levante. Me recuerda a muchas fiestas que he tenido. En la playa, anoche, unos cuantos tocamos un buen rato. Creo que la gente se humanizó bastante y, ¡ey, teníamos algunas botellas! Nofaustino y yo seguimos sin hablarnos, aunque aún no quiero explicar el porqué, pero creo que Hidalgo se ha dado cuenta.
Durante la fiesta hizo lo posible por charlar con los dos juntos. ¡No sé por qué le importa que nos llevemos bien de nuevo! Aunque, viniendo de Hidalgo, es posible que sea bueno para nuestro futuro.
Haré lo posible por aclarar las cosas con Nofaustino, no sea que Hidalgo me castigue sin cenar.
Aquí lo tratan como a un mariscal.
¿Demasiado poder para una persona?

jueves, 7 de julio de 2011

SI ESTAIS EN PELIGRO

La verdad es que andando por los caminos y contemplando los escenarios de destrucción y gloria que nos está dejando este nuevo mundo uno no siente muchas ganas de escribir, sino más bien de vivir intensamente lo que le quede.
Pero tengo que hacer un llamamiento porque me lo han pedido.
Estamos emprendiendo camino al Norte, todos, el ejército y nosotros, aunque ya no sé si somos o no parte del ejército. Nofaustino lo es, definitivamente. Todos los días al anochecer entrenan un par de horas. Sus gritos de guerra resuenan en unos campos que se van secando con el calor del verano. Es impresionante. A ese grito le llamana kiai, según he entendido. A través del kiai desarrollan el chi en sus golpes. Ni siquiera sé si lo estoy escribiendo bien.
Hace dos días pasamos por un pueblo en el que había problemas. Bueno, problemas es un eufemismo de mierda y creo que es hora de que madure ya llame a las cosas por su nombre.
Había una puta horda de lagartos gigantes que mantenían esclavizados a 40 o 50 aldeanos para ir sacrificándolos cada día en un pozo ciego que hay en mitad del pueblo.
Nuestro ejército a atacado con sus naginatas, sos boes, sus nunchakus, sus espadas de madera o acero y sobre todo con sus manos desnudas. No sé si sacan el valor de la multitud o de ese chi que se supone que todos tenemos pero que sólo ellos dominan.
He visto escenas que en una película me harían reirme a carcajadas y cambiar de canal. He visto a un chaval de dieciocho años lanzarse en el aire y hacer presa con las piernas en el cuello de uno de esos monstruos, derribarlo y mantenerlo atenazado mientras Nofaustino llegaba para rematarlo con espiga de arroz.
He visto a un hombre de sesenta años cerrar los ojos al verse rodeado de enemigos para no fallar ningún golpe con su palo de madera.
He visto a una mujer morir matando sin gritar por su propia vida y sin derramar una lágrima.
Me he visto a mí mismo subido al pozo, silbando sin temblar mientras desataba los nudos de una niña ya muerta, en medio de la batalla, tan sólo para que no estuviera más tiempo allí expuesta... tan sólo... no lo sé. Porque no sé luchar, supongo.
He visto a Claudia agarrar el brazo de un luchador mientras los otros le ponían derecho un hueso roto.
Hemos vencido y hemos limpiado el pueblo y, supongo, hemos tomado conciencia de lo que somos y lo que podríamos ser.
Y ahora me toca deciros, a todos los que me leeis, a todos los que aún podéis conectaros:
Si estais en peligro, decídmelo. Iremos lo antes posible.

domingo, 26 de junio de 2011

POCO TIEMPO PARA ESCRIBIR

Pues sí, estaban montando un ejército, la Guardia del Chi, lo llaman.
No sé si tienen o no tienen el Nuiz del que hablan en otros blogs... pero se le parece bastante. Hay al menos tres maestros que, por lo que he visto, te pueden dar un puñetazo sin llegar a tocarte. Es el Chi. Son unos 400 artistas marciales de entre 14 y 60 años. Algunos han tenido que renunciar al juramento de la mano vacía; otros de todos modos ya entrenaban con naginata, espada o nunchakus. Es... sigo estando impresionado.
Estamos con ellos y están enseñando a Nofaustino a manejar su espada que, al parecer, es como el puto ferrari de las espadas. Espiga de arroz. Parece que canta cuando la mueven rápido.
Ayer por la tarde decidimos en asamblea abandonar el centro comercial. Hay gente que ha preparado comida para viaje, llevamos cosas para filtrar agua; joder, hemos saqueado el maldito Capitán Tapioca. Claudia y los otros se sienten un poco fuera de lugar. No ayudo mucho que Nofaustino dijera que todo ejército que se precie lleva un séquito de pajes y prostitutas. Lo decía por su ex, claro está.
Nofaustino parece cada vez menos interesado en escribir y, de hecho, ahoro mismo yo cargo con los dos portátiles, las baterías y mi violín. Él va con la espada hablando con los líderes y dándose aires.
Pues hemos decidido en comité abandonar el centro comercial por la simple lógica de que es un sitio tranquilo en el que, seguramente, no hacemos falta.
Como decía, se trata de un ejército de gente que, dede pequeña, soñaba con ser Bruce Lee, Batman o Morfeo en Matrix. Así que no creo que nos escondamos de los problemas.
Me temo que vamos a por ellos.

sábado, 18 de junio de 2011

¿UN EJÉRCITO?

Hoy han sucedido dos cosas muy impactantes.
La primera es que hemos sobrevivido al ataque de una puta voladora que quería llevarse a Claudia. Resultado: nosotros 1 - putas voladoras 0.
Lo segundo ha sucedido cuando llegamos a un centro comercial de estos enormes, como pequeñas ciudades, que están en tierra de nadie.
Supongo que muchos os habéis dado cuenta de que la gente aún no sabe a qué atenerse. Puedes ver a un chico en una gasolinera intentar parar a un coche que se ha ido sin pagar, un chico que seguramente no ha sido reemplazado de su puesto en los últimos tres días y que no tiene noticias de sus jefes. Puedes ver a un camionero dando vueltas y más vueltas a una rotonda como si cualquier salida fuese la peor.
En este centro comercial lo primero que nos llamó la atención fue un guardia de seguridad en uno de esos minocoches que ni siquiera tienen puertas, rondando como si fuese a detener a alguien. Había gente llevándose cosas como televisores o paquetes enormes de cereales y el de seguridad los miraba reprobadoramente y creo que se estaba pensando si sacar el arma. No nos dijo ni mu.
Entramos para coger algunas cosas y llevarnos unos carros de la compra que nos puedan servir por el camino. Hace un par de días que hemos decidido no depender de la gasolina y no llevar nada que no podamos arrastrar nosotros mismos.
Bien, el centro comercial es tan grande que tiene restaurantes e incluso un gimnasio con piscina cubierta y campos de tenis. Había un tipo en la entrada que hacía todo el rato palomitas y las daba gratis. A cualquier que se acercase le comentaba que había perdido a su familia y me dio la impresión de que era demasiado tímido para atreverse a pedir que lo acogiéramos.
Luego nos dimos cuenta que distintos grupos, o personas solas, se acercaban a un mismo punto. Había una reunión en el gimnasio. Todos los que se acercaban parecían de algún modo deportistas, por su planta física, por sus ropas o por su mirada, aunque había una docena de niños no mayores de catorce años y cuatro o cinco tipos de más de sesenta.
Parecían haber sido convocados por uno que luego supimos que se llamaba Lucas. Lucas llevaba ropa de karate, pero no era el único. La gente estaba sentada en el dojo, en sillas, en una pequeña grada para asistir a competiciones. Los había con espadas de madera sobresaliendo de sus maletas de deporte, con palos largos e incluso vi un par de arcos.
Lucas hablaba del honor, basicamente. Hablaba de la responsabilidad.
Todos tuvimos la impresión de que se estaba organizando un pequeño ejército de luchadores, karatekas, boxeadores, esgrimistas.
Me pareció... impresionante, como ya he dicho.
El Gobierno no existe desde hace días. El ejército aún no se han enterado de que las armas de fuego no sirve para una mierda.
Y un puñado de deportistas se ha reunido para montar una guerrilla con las artes más antiguas que el hombre ha desarrollado con el objeto de matar o defenderse.
Esta noche hemos decididos quedarnos en el centro comercial, con esta gente, a ver qué sucede. Algunos nos han pedido usar el ordenador para poner al día sus propios blogs o consultar sus correos. Aprovechamos para recargar las decenas de baterías de repuesto que llevamos encima y ducharnos en el gimnasio.
Mañana es posible que formemos parte de algo mayor... o que sigamos en el camino.

miércoles, 8 de junio de 2011

CAUTIVERIO

Ahora que he conseguido tranquilizarme un poco voy a escribir lo que ha sucedido todos estos días.
Nos liberaron el sábado. Desde el sábado hasta ahora, os resumo: hemos buscado un refugio. Nos hemos lamido las heridas. Hemos intentado comunicarnos a través de vuestros blogs pero no hemos podido leer siquiera los vuestros, ni acceder a internet. Hemos recibido la visita de Saúl, que nos ha dado un par de modems usb especiales para que pudiéramos seguir conectados con la realidad, y para seguir conectando la realidad con nosotros.
Estamos juntos Nofaustino, su hijo y su mujer-exmujer-miamante, mi hermano y yo. Por el momento.
Antes del sábado:
Hemos estado retenidos-secuestrados en la embajada china durante todo este tiempo. ¿Por qué? Porque estaban sucediendo cosas demasiado importantes en las que podríamos interferir, y porque los propios chinos ya no se fiaban ni de sus hombres más fiables. Creo que nunca en mi vida he estado tanto tiempo sin música.
No nos han tratado mal, me refiero a las necesidades básica de comfort, pero no nos dirigía la palabra ni el aire acodicionado, que era orientalmente silencioso.
Por otra parte, hemos tenido tiempo para relativizar bastante nuestros problemas. ¿Sabéis esas películas en las que encierran a un grupo de personas y comienzan a tensarse y va saliendo lo peor de cada uno? Bueno, eso no es lo que nos ha pasado a nosotros. Aunque parezca raro, y debo decir que, en gran parte, gracias a mí, hemos aprendido a reirnos de todo. Creo que la falta absoluta de responsabilidades y de capacidad de acción le han sentado bastante bien a Nofaustino (va a ser un buen nombre de superheroe, ya vereis por qué). Creo que ha rejuvenecido 10 años y, por otra parte, ahora se muestra más concentrado pero menos ceñudo... como más alerta. Su hija le obedece sólo con una mirada o un gesto, y su exmujer... bueno, creo que ahora lo ve como a un macho alfa. Mi hermana lo pasó peor. Temía tanto que volvieran a sonsacarle información con métodos cercanos a la tortura como que a mí se me fuese el filete y aprovechase cuando nos traían comida para arrancarle el brazo a un guardia por venganza. Mi hermano nunca sabe cuándo soy un bocazas y cuando no; eso siempre ha sido lo más divertido entre nosotros.
No divgo más. El sábado engtró un hombre en nuestra celda común que era una mezcla de macrohabitación del Ritz y sala de operaciones. Se llama Zao Lao Thun. Nos dijo que lamentaba mucho nuestro encierro pero que fue por un bien común. Un bien que resultó ser un engaño. Nos dijo que muchos paises se habían coordinado hace décadas en un proyecto para equilibrar la Tierra y evitar los desastres naturales y que ese proyecto había culminado con la puesta en marcha de la puta central energética (que aún no sé de qué tipo) en Perú. Y que una vez que eso sucedió, tuvieron esperanza al ver los síntomas en el cielo, las auroras boreales, el mundo, quizá, haciéndose estable. Pero luego llegó el terremoto de Lorca y supieron que habían sido engañados. Algunos lo supieron y otros ya lo sabían. Al parecer, estos Gobiernos tienen infiltrados a tipos, o lo que parecen tipos, que obraban sabiendo que este plan sólo serviría como una especia de invocación demoniaca.
Nofaustino se tomó la broma un poco peor que yo, la verdad. A pesar de cómo le estabamos increpando, el chino nos dió una tarjeta con un teléfono seguro y nos dijo que él no podía volver a su pais y que estaría cerca contactando con los que habían sido sus enemigos hasta hacía poco.
Y nos echó de allí.
Bueno, debo decir que Nofaustino se volvió y permaneció en la puerta mucho rato, mirando a la cámara de seguridad. Comenzó a darnos miedo.
Sólo queria su espada.
Estó pasó el sábado. A día de hoy nos dimos cuenta de lo que está pasando en el mundo y de que el chino no estaba de broma, así que... ¡eeeeh! ¡Estamos aquí de nuevo!
Y tenemos un cabreo de cojones.

jueves, 12 de mayo de 2011

Terremoto

El terremoto de ayer, comentado por la mujer de Calatayud que tenía fotos de las auroras el 30 de abril y por mí mismo ayer sin saber nada de la noticia, no nos ha sorprendido a Faustino o a mí. Es una confirmación más de que va a ocurrir algo muy grave. De nuevo un terremoto más en día 11 (Colombia 11/1/2010, Chile, 11/3/2010, Granada 11/4/2010, Chile 11/2/2011, Japón 11/3/2011, Lorca 11/5/2011). Debería tener una expliación geológica, pero yo no la encuentro. En el vídeo de al lado, el tal Rolando ha hecho unas recomendaciones de qué tenemos que hacer y cómo tenemos que prepararnos. Incluso Faustino está empezando a caer en la credulidad.

Leli sigue sin recordar nada de la semana que estuvo desaparecida, pero los lapsos de ausencia no desaparecen. Al contrario cada vez está más taciturna. No es la misma Leli que yo conocía. Hice un viaje relámpago el martes a Salamanca para recoger el violín y algo de ropa. Sospechamos que esto va para largo y es mejor permanecer unidos. Y yo no pienso separarme de Leli por nada del mundo.

Faustino y Pedro, su asistente, han estado investigando sin resultados mientras yo me quedaba cuidando a Leli. Hemos consultado con un médico, amigo de Faustino, y dice que las marcas parecen de una neurocirujía. No sabemos qué pensar. Ellos están todo el día fuera y la tensión con Leli ha ido aumentando, porque a veces dice cosas incoherentes y se pone incluso febril.

Ayer mismo tuve que escaparme de la casa de Faustino cuando volvieron Pedro y él. Me fui a tocar a la calle. Busqué un sitio concurrido, la puerta de un hotel del centro. La verdad es que me tranquiliza estar en sitios donde hay mucha gente. Me he relajado tocando Tzigane y Bach hasta que una chica, guapa y bien vestida, me ha preguntado si estudio violín o si estoy tocando en la calle por dinero. He pensado que podría acostarme con ella si yo quisiera pero, al darle una de las tarjetas con mi mail que llevo en la funda, justo en ese momento, he sentido una náusea repetina. Diría que he salido casi corriendo, si no fuera vergonzante, dejándola con la palabra en la boca. No sé porqué le he dado la tarjeta, si no la volveré a ver. No puedo pensar en nada que no sea todo lo que está ocurriendo a Leli y al mundo.

Hoy Faustino me ha traído un portátil nuevo y una conexión usb a internet. Él también se ha agenciado el mismo equipo, siguiendo las indicaciones del vídeo de Rolando. Es de locos. Faustino está empezando a creerse todo esto. Y no es un tipo que se crea cualquier cosa. Dice que quiere localizar a hidalgocinis.

martes, 10 de mayo de 2011

Leli ha aparecido por fin

Leli está bien, ha aparecido esta noche en su casa y ahora está con nosotros.

Ha llamado a Faustino hacia las 10, hace unas seis horas aproximadamente. Decía estar en su piso y le pedía disculpas por no haber podido descubrir nada sobre los chinos, que mañana le pasaría un informe de su fracaso e incluso su dimisión si quería, que sólo le llamaba a esas horas por responsabilidad de informarle del fracaso. Faustino le ha dicho que iba para allá a buscarla y a hablar del tema, que no tenía importancia, que no se preocupara. Era evidente que algo raro sucedía con Leli.

Hemos ido los dos en su coche hasta su casa. Parecía estar bien. La he abrazado y se ha sorprendido mucho de que yo estuviera con Faustino (luego hablamos de las fotos). La hemos notado pronto como ausente a ratos, de repente estaba con nosotros y de repente se quedaba como perdida en sí misma.

Asegura que ha estado todo el puente investigando y que le parecía muy raro que los comercios estuvieran abiertos un 2 de mayo. Entonces le hemos dicho que hoy no era día 2, sino 9 de mayo. Lo último que dice recordar es la bronca de Faustino (viernes 29 de abril) y cómo ha dedicado todo el fin de semana a investigar al grupo de chinos que no se presentó para cerrar el negocio con la agencia. Dice que ayer domingo y hoy había seguido indagando, a pesar de ser fiesta. Y que esta noche, por fin, se había decidido a llamar a Faustino, derrotada. Le hemos enseñado su propio móvil: todo el día usándolo y no se ha dado cuenta de la fecha. Piensa que hoy es 2 de mayo. Tiene una laguna de una semana.

Nos hemos ido los tres a casa de Faustino. Le hemos intentado explicar que ha estado desaparecida varios días, que gracias a nuestros respectivos blogs hemos deducido que mi Leli y la Aurelia de Faustino eran la misma persona, ella, y que por eso estamos juntos aquí en Madrid, porque a ninguno de los dos nos cogía el teléfono, que la hemos estado buscando por toda la ciudad. Ella está empezando poco a poco a asimilar lo que le decíamos.

Hemos hablado también de las fotos y hemos puesto en común mi flirt con la ex de Faustino y cómo ella estuvo todo el puente pensando si debía llamarme o no para pedirme explicaciones. Hemos valorado si pueden haberla secuestrado los mismos que asaltaron la casa de Faustino, que ahora es un maldito búnker gracias a la instalación de seguridad de Pedro, el asistente de Faustino.

Hemos terminado de hablar hace un buen rato. Leli estaba terriblemente cansada (todos lo estamos) y se ha dormido en el sofá. Faustino y yo la hemos llevado en brazos a una habitación de invitados. Yo mismo la he metido en la cama. Al acercarme a darle un beso, he notado que tenía en la frente como unas pequeñas heridas, casi imperceptibles, todas equidistantes. No he podido saber qué era, pero no he querido despertarla. Faustino también las ha visto. Mañana veremos de qué se trata.

lunes, 9 de mayo de 2011

Más

Aurelia sigue sin aparecer. Faustino y yo llevamos varios días buscándola. Llegamos el viernes de madrugada a su piso en Madrid, cerca del Gregorio Marañón, y estaba cerrado. Faustino sabía que vivía por allí, pero no exactamente dónde. No es difícil conseguir que un cerrajero abra la puerta de tu casa de madrugada, aunque no sea tu casa. Dentro todo estaba en orden. Ni rastro de Aurelia, ni una nota, ni su bolso, nada.

El sábado por la mañana llamé a Agustín y le dije que no podría ir al Country este finde. Fuimos al estudio de Faustino, donde trabaja Aurelia y estuvimos buscando en su mesa. Allí estaba la documentación que él le había pasado sobre los chinos y el negocio fallido y demás. Pero parecía que no había tocado nada, que no había avanzado en lo de la investigación.

Faustino me ha explicado que habían entrado en su propia casa hace poco, algo que no me tranquiliza en absoluto. Hemos llegado a la conclusión de que alguien quería esa espada que le regalaron, alguien que sabe lo que hace, que usa tecnología de primera. Tal vez esos mismos han secuestrado a Aurelia.

Faustino me ha convencido de que no vayamos a la policía y nos hemos puesto a investigar por nuestra cuenta. Nos hemos desplazado en su coche a varios sitios más, los hoteles en los que se hospedaron los chinos. Hemos mirado por internet que en otros blogs se habla de las luces en el cielo del otro día. Hemos llegado a la conclusión de que las luces eran auroras boreales reales. Raras aquí, pero no imposibles. Pero para lo de los animales no tenemos explicación. Ya hemos tenido que esquivar a varios perros en las autovías.

Nos hemos instalado en su casa, creando una especie de centro de operaciones. No hemos dormido casi. A través de internet nos hemos enterado de que ha habido un accidente de avión en el Atlántico, pero no han dicho nada de nada en ninguno de los grandes canales del comunicación del mundo, como si no quisieran que se supiese. Sólo un par de notas en Twiter que no parecen fiables. No hubiéramos hecho caso, pero ahora ya no sabemos qué pensar.

También hemos estado atando cabos sobre las reuniones entre el gobierno español y el chino, y toda aquella historia de la inversión china en las cajas españolas. Todo parece oler bastante mal. Otros blogs dicen que el ejército chino secuestró un tren en el que había españoles. Tampoco se ha sabido nada.

Hemos localizado un vídeo (está al lado) de un tal Rolando. No sabemos qué relación puede tener con nosotros todavía, pero es evidente que hidalgocinis nos está interconectado, aunque él no sabe todavía cómo. Una tal Adela y un tal Braulio que ya están viviendo con hidalgocinis, parecen estar preocupados por lo de mi hermana. Faustino y yo en busca de Aurelia. Rebeca Goiri buscando al tipo del vídeo. Una chica, Blanca, diciendo que los animales se comportan raros. Otra señora con fotos de las auroras boreales. La activista aquella que hablaba del tal Parravicini ha vuelto aparecer y dice que está en Perú, que allí han pasado infinidad de cosas que no han salido en los periódicos ni en las noticias.

¿Habrá alguien más relacionado con todo esto? ¿Qué le habrá pasado a mi hermana?

viernes, 6 de mayo de 2011

Leli no contesta, Leli no aparece

Bien, intentaré ser muy breve, porque aunque hay mucho que contar, no tengo tiempo. Por partes.

Anoche le dije a Agustín que no podría ir al Country y mantuve una entrevista con Faustino (Verdaderódromo). Fuimos a cenar al Isidro. La tal Laura Gómez (que no es su verdadero nombre, claro), la que me hizo las fotos hace unos días mientras follábamos, ha resultado ser la ex de este tío. Esas fotos han llegado a su poder, porque su ex parece ser que las ha hecho para darle celos. Me ha preguntado si testificaría contra su ex para conseguir la custodia de su hija. Le he contestado que no era momento para pensar en eso.

Y no es momento sencillamente porque Faustino también es el jefe de mi hermana Leli. Y Leli ha tenido acceso a las fotos desde el jueves día 28. El mundo está empezando a dejar de sorprenderme. Lo peor, no obstante, no es esto. Lo peor es que ni su jefe ni yo podemos localizar a Leli de ninguna manera. Dice que la puso a investigar sobre una delegación comercial china que se había echado atrás en no sé qué negocio, concretamente el viernes 29, un día después de reconocerme, seguro, en las fotos. Faustino dice que ahora comprende su azoramiento, que él achacaba a cosas del trabajo, al tema de los chinos.

Mientras cenábamos, también hemos comentado lo de las luces de ayer por la mañana y me ha explicado que los pájaros están teniendo un comportamiento muy raro, y que tal vez esté relacionado. De hecho lo hemos comprobado, porque no han dejado de piar en los árboles en toda la noche. Cuando nos hemos sincerado un poco más delante de unas copas, le he contado lo del tipo de los billetes 50 euros. Dice que a él también le están pasando cosas muy extrañas. Y me ha hablado de hidalgocinis, una especie de vidente que ha conocido. A mí me suena haberlo visto pululando por los blogs, siempre con cosas increíbles. He recordado que fue él quien me dijo lo de los túneles y al día siguiente, sin saber por qué, me fui a la Cueva y me pasó lo que ya sabéis. Hemos llegado a la conclusión de que este tío es el que nos está aglutinando alrededor de su blog y de su persona. Incluso me ha dado la impresión de que Faustino sabe más de lo que me ha contado.

Por ahora lo esencial es localizar a Leli. Que haya visto las fotos me parece secundario. Hoy hace una semana que no contesta al móvil. Si no aparece iré a la policía, aunque es evidente que al jefe de mi hermana no le hará gracia por lo de la ex y la custodia. Faustino me ha dicho que a las 13 horas (dentro de un rato) me espera en el Monterrey: iremos a Madrid a buscar a Leli. Ya he llamado a Agustín y le he dicho que no cuente conmigo. Leli sigue sin contestar.

miércoles, 4 de mayo de 2011

¿¿¿HABÉIS VISTO ESAS LUCES EN EL CIELO???

JODER, ¡¡¡ALGUIEN MÁS HA VISTO ESAS LUCES EN EL CIELO!!! Estaba corriendo y he visto que ocupaban todo el cielo. Ha sido un momento, pero las he visto claramente. No tengo ni idea de lo que es, pero creo que voy a volverme loco. Voy al facebook para ver si se comenta algo de todo esto. Si alguien tiene fotos de esas luces que las cuelgue en algún sitio y avise.

¿Cómo he llegado a esta situación?

Esta mañana me he levantado temprano. Bueno, en realidad no he podido dormir en toda la noche. Después de estar horas revolcándome en la cama, me he tenido que levantar asqueado. Me he puesto un rato con el ordenador y he terminado hace un rato de leer en un blog de esos que hay a la izquierda que una tal Aurelia tiene acceso a unas fotos en las que sale un tío desnudo. Estoy empezando a acojonarme de verdad con todo lo que está pasando. Supongo que si fueran esas fotos, las que me sacó la puta en el Monterrey, Leli me habría llamado cagando leches para pedirme explicaciones, porque según el capullo del blog, las tiene desde hace días. ¿Cuántas Aurelias puede haber trabajando en una agencia de publicidad? No puede haber tantas con un hermano imbécil. No me explico cómo he llegado a esta situación.

Estoy oyendo cacharrear a Tono en la cocina. Creo que tiene clase a las 10. Ya ha vuelto de las vacaciones, pero no le he querido contar lo del tipo de ayer, ni lo de la puta de las fotos ni nada de lo demás. Lo único que me faltaba es que me tomara por loco. Tampoco se lo he contado a Ángela, aunque sé que será la primera persona a la que se lo cuente, en el momento que sepa qué es lo que tengo que contar.

Voy a ponerme las deportivas y me voy a correr un rato, a ver si me despejo. El sol ya está alto, parece que va a hacer un buen día.

martes, 3 de mayo de 2011

Me siguen pasando cosas escalofriantes

El otro día me preguntaba un pirado que debe entrar de cuando en cuando a Los pizzicati, un tal hidalgocinis, si en Salamanca había túneles y no sé que más. Le contesté que no tenía ni zorra idea. Vamos, que ni siquiera tenía que haberle contestado, porque se ve a la legua que está colgado. Pero después de lo que me ha pasado esta mañana no sé qué pensar.

Me he acordado de la Cueva de Salamanca y me he acercado a dar una vuelta, porque hacía siglos que no iba por esa parte de la ciudad. Han puesto una estatua de Torres Villaroel. Me he llevado el violín y he estado por allí cerca tocando durante un buen rato. No pasaba casi nadie. Algún turista despistado y algunos chavales a pillar costo en algún bar de la zona. Estaba a punto de marcharme cuando ha aparecido un señor trajeado, con una barba abundante y algo encanecida. Unas gafas de sol le tapaban la cara más allá de lo que puede dictar ninguna moda. Llevaba también un maletín negro. No sé de dónde coño ha salido, pero no le he visto venir. Supongo que estaría concentrado.

El tipo se ha parado a escucharme. Pensando que parecía tener pasta, me he esmerado con Bach, a ver si aflojaba. Cuando he terminado me ha aplaudido a rabiar y al felicitarme en perfecto castellano he podido advertir que tenía acento árabe. Mientras le agradecía la felicitación, se ha puesto en cuclillas, ha abierto el maletín y ha sacado un taco de billetes de 50 euros. No me lo podía creer. Luego ha cerrado el maletín y ha dejado el taco en la funda del violín. Estupefacto, no he sabido reaccionar hasta que el señor comenzado a caminar hacia la cueva.

Ha sido entonces cuando le he gritado, pero él no se ha vuelto. Sólo en ese momento me he dado cuenta del charco y del reguero de agua que iba dejando el tipo conforme caminaba. El taco estaba todavía en la funda del violín y no iba a perseguir al tipo sin recogerlo. Evidentemente mi intención era devolverle los billetes, pero cuando los he tocado he visto que estaban manchados de sangre. Del susto he tirado el taco de billetes al suelo y no sé como no he tirado también el violín. La sangre fresca estaba ahora en mis dedos.

Cuando he levantado la cabeza, juraría que le he visto meterse en la cueva, a pesar de que una valla metálica lo impide. Todavía he tardado unos minutos en reaccionar. En la catedral sonaban las campanas. Debía ser mediodía. Me he limpiado la sangre con un klínex, he guardado el violín y he salido corriendo calle arriba. El taco de billetes de 50 euros se ha quedado en el suelo.

domingo, 1 de mayo de 2011

¿Qué tarde de estas se va a acabar el mundo?

Transcribo literalmente un artículo de Pérez Reverte que leí esta mañana tomando un cruasán en un Semanal atrasado. Me ha dado qué pensar, con todo lo que me está pasando: Tzigane, el suicidio del vidente, la hijadeputa de las fotos… No me lo quito de la cabeza ni escuchando a Mozart a todas horas. ¿Qué tarde de estas se va a acabar el mundo?

La tarde en la que acabó el mundo se besaron en la ventana, enlazados el uno con el otro. La luz declinaba afuera, apagándose poco a poco: todavía era rojiza y dorada en la distancia, tras los edificios que se recortaban en ella, mientras las primeras sombras oscurecían los ángulos de calles y edificios. Abajo no había pánico, ni carreras, ni gritos de desesperación. Una multitud serena caminaba despacio por la ciudad: parejas abrazadas, niños que iban de la mano de sus padres, ancianos parados un momento en las aceras, que miraban alrededor como quien busca identificar un rostro o un recuerdo. En los semáforos destellaban intermitentes las luces color ámbar, los coches se dejaban en la calle con las puertas abiertas, y algunos de sus propietarios ni siquiera apagaban el motor antes de alejarse lentamente, sin mirar atrás.

Las últimas tiendas se vaciaban, aunque nadie encendía los rótulos luminosos ni los escaparates. No había saqueos, ni disturbios; los policías caminaban en calma, despojándose indiferentes de sus armas y sus insignias. Los bomberos no tenían nada que hacer: estaban sentados en las escaleras de sus parques y en la puerta de los garajes, ociosos junto a sus camiones cromados y rojos, sonriendo a quienes los saludaban despidiéndose. Por toda la ciudad la gente se decía adiós igual que si fuera Navidad, estrechándose amable la mano o besándose en la cara. Casi todos sonreían serenos y melancólicos, como después de una cena o una fiesta agradable. En las aceras, inmóviles pese a no llevar correa ni estar atados, algunos perros aguardaban pacientes a sus amos, lamiendo las manos de los niños que, al pasar por su lado, los acariciaban.

El edificio estaba sin gente, desiertas las escaleras y vacíos los pisos. No había otro sonido que una música antigua, como de viejo gramófono, que sonaba en algún lugar cercano y llegaba a través de la ventana. En la habitación, el televisor estaba apagado. La luz decreciente oscurecía los lomos de los libros en sus estantes hasta hacer ilegibles las letras doradas de los títulos, y apagaba el rojo intenso del vino en las grandes copas de cristal que estaban sobre la mesa. Había un cuadro en la pared: un lienzo antiguo hecho de claroscuros, del que ya no podía verse otra cosa que trazos de sombras. Todo se oscurecía lentamente, y él propuso encender una luz; pero ella movió con infinita dulzura la cabeza y le puso dos dedos en los labios, como para rogarle que no pronunciase más palabras. De manera que permanecieron callados junto a la ventana, el uno junto al otro, haciéndose compañía en la última claridad del último día.

Se estaba bien allí, pensaron. Aguardando inmóviles y tranquilos mientras veían desvanecerse mansamente todo. Jamás, hasta esa tarde, imaginaron que pudiera ser así, en aquella inusitada paz desprovista de miedo o remordimientos. Alzaron la vista al mismo tiempo para mirar arriba, sobre la ciudad. En el cielo sin nubes ni viento, cuyo color cambiaba del rojizo nacarado a un azul cada vez más oscuro, más allá de la línea de edificios y tejados que se recortaba en el horizonte de la ciudad, se deshacía la estela de condensación del último avión que había cruzado el cielo del mundo. Cuando bajaron de nuevo los ojos, la calle estaba casi vacía. Entre la última gente que se decía adiós en las aceras vieron rostros que se parecían a los de seres queridos muertos mucho tiempo atrás. Y cuando la luz decreció más y la ciudad empezó a velarse definitivamente de sombras, todavía les fue posible distinguir al extremo de la calle, a lo lejos, la rueda del kiosco de feria que seguía dando vueltas silenciosas en el parque vacío, con un niño solitario subido a uno de los caballitos.

Él abrió la boca para decir una última palabra que lo resumiese todo, pero ella volvió a ponerle los dedos sobre los labios. Luego, estrechándose contra él, lo besó por última vez. Después se apartó un poco y volvió a mirar la calle casi desierta, los últimos transeúntes alejándose despacio por las aceras. Sonaba todavía, a través de la ventana, la música apagada del viejo gramófono. A lo lejos, en el parque, los caballitos de feria seguían dando vueltas en la penumbra, aunque el niño había desaparecido. Eso fue lo único que hizo que él sintiera, por un instante, un estremecimiento de melancolía, o de incertidumbre. Ella pareció advertirlo y se enlazó de nuevo a su cintura. Entonces él movió la cabeza, resignado, mientras sonreía a las sombras que ya lo anegaban todo. Luego le pasó a ella un brazo por los hombros, estrechándola contra sí. Y de ese modo, abrazados, muy quietos y serenos, vieron extinguirse la última luz.

jueves, 28 de abril de 2011

Reconciliación

Han pasado ya más de dos días desde el altercado con la fotógrafa. Os puedo garantizar que no he vivido. Tzigane está abandonada, yo no salgo prácticamente de la cama y todas mis circunstancias se han vuelto opacas de repente.

Sólo ahora están empezando a aclararse. Cuando me encuentro en esta situación suelo escuchar esto y el efecto es automático. La mueca que pretende ser sonrisa nace sin más. Mozart es dios.



Lo más probable es que este fin de semana me guarde mucho de irme con ninguna piba a ningún sitio. Esta noche en el Country voy a ser el camarero más modosito de toda Salamanca. Nadie sabrá nunca por mi boca que esas fotos existen.

martes, 26 de abril de 2011

El silencio de J. C.

Como necesito unas vacaciones después del puente, me he acordado de Cage. Supongo que muchos (¿hay alguien ahí?) ya conoceréis las obras de este músico estadounidense.

Esta es la que más famoso le hizo: 4'33'. Un espacio para la reflexión, la resurrección de Dadá cada vez que una orquesta la programa. No os perdáis el momento en que el director se seca el sudor de la frente justo antes de comenzar el segundo movimiento, como si acabara de terminar con el primero de la Décima de Mahler. Toda la historia de la música (al revés) en un cuatro minutos y medio.

lunes, 25 de abril de 2011

Flash (o de cómo un violinista hace una idiotez)

La pasada noche prometía ser una noche aburridísima en el Country. Sin embargo me voy acordar el resto de mi vida, no por el polvo, que también, sino por consentir una idiotez que todavía no sé qué factura va pasarme.

Os cuento: me ligué a una cuarentona que estaba buenísima. Era madrileña y había venido a pasar el puente a Salamanca. Estuvo más o menos una hora sola en la barra, charlamos, le puse un par de copas, y cuando se marchó hacia las dos, me pasó discretamente una nota con su nombre, mientras me decía que me esperaba en el Monterrey.

Ángela me ha hecho el favor de cerrar ella el Country (lo que yo digo, somos colegas) y me he podido escapar hacia las tres. La Gran Vía estaba muy poco animada a pesar de ser mañana fiesta. Volé por los soportales y llegué en un tris a Santa Eulalia. Cuando pregunté en recepción por Laura Gómez me dijeron que estaba en la habitación 426 y que había dejado recado de que me estaba esperando.

No había maletas, por lo que supuse que no se alojaba en esa habitación, puede que ni siquiera en el hotel. Nos hicimos un par de copas del minibar y enseguida comenzamos a besarnos y desnudarnos un poco a lo loco. Se le notaba que me tenía ganas. Y reconozco que yo también. La tía sabía lo que quería y sabía cómo cogerlo: iba a ser un polvo de escándalo.

Y sorpresas te da la vida. La tal Laura resultó ser fetichista. Nada salvaje, ya veréis, pero un poco rarito ya os digo que sí. En plena faena sacó de debajo de la cama una cámara de fotos y se dedicó a disparar a diestro y siniestro, yo sólo, ella sola, los dos con temporizador, los dos sin temporizador. Tendría que haber protestado más energicamente, pero lo cierto es que el juego me estaba gustando. La tipa tenía un morbo de espanto, con y sin cámara, y pensé que con obligarla a que borrar la memoria la cámara al levantarnos sería suficiente.

Pero esta mañana, cuando me he despertado en la 426, la cuarentona de los huevos no estaba. Por supuesto, la cámara tampoco. Me he vestido, he preguntado en recepción y nada, la cuenta pagada (menos mal) y ningún dato más. De la categoría de fetichista morbosa, Laurita ha subido a la de puta enferma. Ahora hay un montón de fotos mías en bolas, follando con una desconocida. Y la puta sabe donde trabajo. Y yo no sé nada de ella. Igual no es ni de Madrid. Joder.

domingo, 24 de abril de 2011

Colegas

Ángela y yo nos volvimos a liar anoche. Si es que tanto tiempo juntos no puede ser: jueves y viernes sin comernos un colín ni ella ni yo (en Semana Santa se van hasta los guiris), y claro, ayer no pudimos evitarlo.

Nos hemos liado sólo dos o tres veces en dos años. Ninguno de los dos permitimos que pase a mayores, a ninguno de los dos nos interesa. Pero sí hay un cariño especial: a ella le puedo contar, por ejemplo, lo de Tzigane, y si no lo entiende hace como que lo entiende. Si hubiéramos ido a follar a mi casa en vez de a la suya, esta mañana, en plan colegas, le habría tocado la cadenza, que ya empieza dejar de sonar a gato despellejado.

Ángela es un tía de puta madre, pero se parece demasiado a mí. Somos dos veletas. Así que esta mañana me he levantado, vestido y salido sin más. Ella seguía dormida, o fingía estarlo. Yo hubiera hecho lo mismo, porque a ella sí que la volveré a ver esta misma noche en el Country. Es lo que tiene ser colegas.

jueves, 21 de abril de 2011

Tzigane sale a la calle

He vuelto a Salamanca. Madrid es una ciudad insufrible. El lunes el suicidio del vidente ese. Y luego lo que he tenido que lidiar para poder tocar un rato en la calle. Salí el martes a las 11 a Sol, cargado de violín, y me fui derechito a la calle Preciados. Me puse en un portal, entre un mimo vestido de marciano y un conjunto de tres malabaristas. No había tocado ni dos compases cuando el mimo se bajó del pedestal a marcarme el territorio. Sólo le ha faltado levantar la patita y mear en la farola.

Lo que más me sorprendió es que no vi ningún atisbo del buen rollo que se nos supone a los artistas callejeros, ni asomo de reminiscencias jipis, ni sombra del buen rollo y del haya paz. Es evidente que para el marciano todos los días son un buen negocio y nadie se lo va arruinar. Los tres malabaristas ni se inmutaron. Intenté hacerle ver que no pensaba hacer una fortuna, que era por afición, un rato, que todo lo que sacara se lo iba a dar a él. Pero ni por esas.

El caso es que me tuve que ir a probar suerte a la calle Arenal. Allí cambié de estrategia. Me acerqué a un señor un pelín desarrapado, que tendría unos 50 años. Tocaba la armónica, bueno, soplaba dentro. Le pregunté si me permitía tocar un poquito en su puesto, que todo lo que me dieran se lo daría. Mejor entrar de primeras, sin duda, aunque fue cuestión de suerte. Podía haberme encontrado con otro marciano. El señor de la armónica, con un discurso un tanto disperso, me dijo que así descansaba él un rato y me escuchaba.

Me arranqué con el concierto en sol mayor de Vivaldi, siempre tan resultón, una chacona de Bach (tocada de aquella manera) y un arreglo para violín de varias pequeñas piezas para piano de Balakirev. Para terminar, he tocado la cadenza inicial de Tzigane como buenamente he podido. Necesitaba airearla, aunque todavía está muy verde. El señor de la armónica fue el único que me aplaudió cada vez que dejaba de tocar. Es evidente que no tenía criterio musical.

Estuve tocando no llegó a una hora: me echaron en la funda unos 5 euros, que le entregué al señor de la armónica, como había prometido. Le estreché la mano al despedirme, agradeciéndole su amabilidad. Con su extraño andarse por las ramas, me dijo algo así como que me guardara de los peruanos. Achaqué ese comentario al mencionado discurso disperso y volví para coger el metro en Sol y llegar a comer a casa de Leli.

lunes, 18 de abril de 2011

En Salamanca estas cosas no las ves

Acabo de cruzarme con un revuelo enorme en el Gregorio Marañón. Mi hermana vive en la calle Ibiza, justo enfrente, y al salir de la circular en O'Donnell, me he encontrado con todo el pastel. Mucha policía y mucha prensa, también ambulancias, aunque siendo un hospital tampoco es de extrañar. El caso es que me he llegado a asustar. En Salamanca (la ciudad, no el barrio) estas cosas no las ves, oyes alguna sirena lejana, a veces pasan cerca, pero nunca ocurre nada. En cambio aquí mi cabeza ha barajado causas posibles desde el aviso de bomba a la epidemia descontrolada. El caso es que parecía que estaban evacuando el hospital.

Cuando he llegado a casa y he puesto la tele, me he encontrado con la noticia: un famoso se ha tirado por una de las ventanas del Marañón. Famoso en su casa, me digo, porque yo no tengo ni idea de quién es ese Santiago de Cos del que hablan en Telemadrid. Parece ser que es un vidente de una cadena local, que en otros tiempo debió ser más conocido. Ahora resulta que llevan hablando dos días de él, desde que le dio un chungo en directo. Y yo sin enterarme. Claro, cómo me voy a enterar, si estoy de la cama al Country y del Country a la cama todo el fin de semana.

Lo que sí tengo cada vez más claro es que ha llegado un momento en que es mejor no encender la tele para nada. Mucha cháchara y conexión con el Hospital, pero la escenita del chungo del vidente en directo no la han puesto más. La he buscado en el youtube, pero no la encuentro. Si alguien la localiza, que avise.

domingo, 17 de abril de 2011

Buf, qué resaca

La chica de ayer se ha ido hace un rato. Era morena y española: se llamaba Silvia, o Sandra, o Susana. He intentado repetir lo del arco, pero me lo ha quitado de la mano y casi me desloma. Ha estado a punto de marcharse, pero le he hecho ver que no era más que una broma. Y se lo ha creído, también porque se moría por quedarse a follar. Esta sí que se ha comido, no un sandwich, sino tres. Parecía que venía de sufrir tres años de guerra por metro cuadrado. Y ha comido más cosas, pero eso son intimidades que no vienen al caso.

Mañana me voy a Madrid a ver a mi hermana Leli. Me llevaré el violín a ver si no me apalean los habituales y puedo tocar una horita en la calle Preciados.

sábado, 16 de abril de 2011

Blogueros, Tzigane; Tzigane, los blogueros.

Os presento a la primera página de Tzigane:

Una vez hechas las presentaciones, diré que he estado ayer y hoy machacando el comienzo por las tardes, antes de irme al Country. También he salido a correr dos ratos y he hecho abdominales. Tono se ha marchado esta mañana a Zamora, a casa de sus padres, y yo me he quedado sólo un fin de semana más, como casi todos.

Me he dado cuenta de que Vengerov liga en la célula inicial el si fusa con el si corchea con doble puntillo. Hace esta célula como una nota larga única. La separación es tan sutil que no se aprecia más que en un leve vaivén del arco. Pero la interpretación es magnífica. Lo difícil de la cadenza incial es darle el sentido y la emoción que se debe: no es difícil técnicamente, pero es música romaní (vale, vale, ya sé que es Ravel, pero no deja de ser romaní), esto es, lo que improvisan los gitanos búlgaros y rumanos entre planchas de uralita y chabolas suburbiales, alrededor de una hoguera, con el violín viejo y carcomido, y un clarinete que suena como un buque de barco. Y se necesita una sensibilidad especial para darle la profundidad desgarrada que debe de tener. El espíritu del flamenco al otro lado de Europa. Cámbiales el violín y el clarinete por una guitarra a esos viejos gitanos húngaros y, cerrando los ojos, jurarías estar en Triana.

Otro día os cuento lo que es un Luthéal.

jueves, 14 de abril de 2011

Peatonalidad

A veces, como hoy, voy a la calle Toro a tocar el violín. La razón es simple: la pasta. Los sueldos de camarero apestan y tocar en la calle, aunque no me gusta nada, es un extra que no puedo desperdiciar cuando necesito pagar el alquiler y volver a ducharme con agua caliente.

Cuando tocas en la calle, la gente no te hace ni puto caso, aunque fueras el mismísimo Malikian…


…que tocará todo lo bien que tú quieras, pero no ha tocado en la calle más que ese día del vídeo, y no fue exactamente en la calle. A pesar de que es uno de los mejores violinistas del momento en el gran circuito, a él le molan más otras cosas…


…que también tienen su noséquétienen. Me recuerdan un poco a Les Luthiers. Alto standing en ambos casos. Pero digamos que Malikian no ha pasado el frío que he pasado yo, en pleno enero, tocando donde antes estaba el Simago, ni se ha ido a casa con dos euros en la funda del violín después de tres horas destrozando a Bach y a Bocherini como un hijoputa. La calle Toro es una tumba para la música ambulante, pero es la tumba menos tumba de todas las calles de Salamanca.

miércoles, 13 de abril de 2011

Col legno

No tiene que ver con Tzigane y tal vez no debería contarlo aquí, pero lo voy a contar por tres motivos. Uno, los que ya me conocéis sabéis que estas cosas las tengo que contar para no reventar. Dos, no creo que esto lo lea nadie. No es más que el blog de un violinista. Y tres, ha sido un revulsivo para atacar la partitura como se merece.

El caso es que una inglesita monísima estuvo toda la noche en mi barra, tirándome los trastos. Hasta ahí, todo normal. Yo a lo mío, a lo de siempre, al pan y a las tortas, a las copas y al turrón. Hacia las cuatro, cuando Ángela y yo hemos cerrado el Country, la inglesita me esperaba fuera y se ha venido conmigo a casa. Por suerte, Tono duerme como un tronco y su habitación está a la otra punta de la casa. Mi cuarto es más pequeño que el suyo, pero da igual, porque sólo nos ha dado tiempo de llegar al salón, que está nada más entrar al piso. Medio en inglés, medio en castellano, me ha preguntado, mientras se quitaba el jersey, si tocaba el violín. Yo he cerrado la puerta del salón y le he dicho que sí.

Al principio ha sido como siempre. Era rubita, con ojos azules, nariz alargada pero no tremenda, mira que hay inglesas feas… pero esta era monísima. Hemos follado en el sofá, después de apartar el portátil y el violín. Todo iba bien hasta que ella ha cogido el arco del suelo y ha empezado a pasárselo por el coño, por la parte de la madera. Imaginaos cómo me he podido quedar en ese momento. A cuadros. Ahí estaba ella, tocándose el violín en cinco por cuatro, como en el Marte de Holst. Tardé unos segundos en reaccionar, pero una vez repuesto del shock inicial, he empuñado el arco como si el mismísimo Vengerov lo manejara y he seguido a pies juntillas la partitura que tenía ante mis ojos. Para qué más detalles.

La inglesita lo ha pasado bomba. Claro, y yo también. Después del festival de Salzburgo me la he llevado a mi cuarto, porque Tono suele levantarse pronto para irse a Anaya. La inglesita y yo hemos dormido hasta tarde. Al despertar hemos follado otra vez, pero por desgracia el arco se había quedado en el salón. A mediodía se ha ido. No ha habido manera humana de que aceptase un sandwich de jamón york y lechuga. Seguramente nunca volverá al Country.

Cuando me he quedado sólo, desnudo todavía, me he puesto delante de la partitura y he vuelto a intentar hacerme con los primeros compases de la cadenza. Ahora sé que Ravel quiere que los violinistas follemos con el violín cuando toquemos Tzigane. Y me he sentido más hombre que nunca.

martes, 12 de abril de 2011

Comienzo flojo, en mi línea

El comienzo de mi proyecto no ha sido muy alentador. He estado toda la mañana en el sofá, leyendo un poco la partitura mientras escuchaba la versión de Vengerov, esa que está ahí al lado, a ver si se parecía en algo su interpretación con las indicaciones de Ravel. He intentado tocar algunas células de la cadenza inicial, las más sencillas. Evidentemente, me he debido dormir en algún momento.

Cuando me he despertado, me he sentido idiota. He hecho unos cuantos abdominales y me he preparado un par de bocatas de pan de molde con jamón york y lechuga. Y ahora viene lo desalentador: no he hecho nada más en toda la tarde que tenga que ver con Tzigane. He visto la tele hasta que ha venido Tono. Y cuando ha venido Tono, hemos estado un buen rato jugando con la play en su habitación. Me ha dicho que ha tenido hoy un examen de griego y necesitaba desconectar, así que yo no le he dicho nada de Tzigane ni de Ravel. Para qué. Justo a las 8, hace casi una hora, me ha llamado Agustín para que fuera al Country a trabajar esta noche. Tiene la puta manía de avisarme casi sin tiempo cuando tengo que ir a echarle un cable en la barra.

Resumiendo, que ha sido un comienzo flojo. Quitando ese par de horas de la mañana, en las que me he acercado un poquito a la Tzigane, el resto del día, para olvidar. A ver qué tal se me da esta noche el curro. No recojo ni el violín del sofá.

lunes, 11 de abril de 2011

Lento, quasi cadenza

He decidido comenzar un blog para dejar constancia de algo que para mí es y va a ser importante. Como sabéis los que me conocéis, toco el violín desde hace mucho tiempo. Hace unos días me bajé del IMSLP la partitura de Tzigane, de Ravel, y estoy dispuesto a tocarla aunque me cueste romperme dos dedos de la mano izquierda.

Puede que este blog sea uno de los más aburridos de la historia (a quién le interesan las evoluciones de un violinista mediocre en su doma y monta de tzigane), pero tal vez puede que no. Lo que seguro que no es aburrido es comenzar a destripar la partitura de Ravel, y a eso me voy a dedicar en los próximas semanas. Lento, quasi cadenza.

Por cierto, si alguna pianista de aquí de Salamanca se anima a acompañarme con el piano, que me escriba.