domingo, 17 de abril de 2011

Buf, qué resaca

La chica de ayer se ha ido hace un rato. Era morena y española: se llamaba Silvia, o Sandra, o Susana. He intentado repetir lo del arco, pero me lo ha quitado de la mano y casi me desloma. Ha estado a punto de marcharse, pero le he hecho ver que no era más que una broma. Y se lo ha creído, también porque se moría por quedarse a follar. Esta sí que se ha comido, no un sandwich, sino tres. Parecía que venía de sufrir tres años de guerra por metro cuadrado. Y ha comido más cosas, pero eso son intimidades que no vienen al caso.

Mañana me voy a Madrid a ver a mi hermana Leli. Me llevaré el violín a ver si no me apalean los habituales y puedo tocar una horita en la calle Preciados.

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