Una vez hechas las presentaciones, diré que he estado ayer y hoy machacando el comienzo por las tardes, antes de irme al Country. También he salido a correr dos ratos y he hecho abdominales. Tono se ha marchado esta mañana a Zamora, a casa de sus padres, y yo me he quedado sólo un fin de semana más, como casi todos.
Me he dado cuenta de que Vengerov liga en la célula inicial el si fusa con el si corchea con doble puntillo. Hace esta célula como una nota larga única. La separación es tan sutil que no se aprecia más que en un leve vaivén del arco. Pero la interpretación es magnífica. Lo difícil de la cadenza incial es darle el sentido y la emoción que se debe: no es difícil técnicamente, pero es música romaní (vale, vale, ya sé que es Ravel, pero no deja de ser romaní), esto es, lo que improvisan los gitanos búlgaros y rumanos entre planchas de uralita y chabolas suburbiales, alrededor de una hoguera, con el violín viejo y carcomido, y un clarinete que suena como un buque de barco. Y se necesita una sensibilidad especial para darle la profundidad desgarrada que debe de tener. El espíritu del flamenco al otro lado de Europa. Cámbiales el violín y el clarinete por una guitarra a esos viejos gitanos húngaros y, cerrando los ojos, jurarías estar en Triana.
Otro día os cuento lo que es un Luthéal.
3 comentarios:
Precisamente he ido a Bilbao hoy a escuchar a Ravel en el Palacio de la Música, con la Orquesta Sinfónica. Una chulada. La Valse. Pero mejor ha sido el jazz Concerto para saxofón que lo ha antecedido.
Vendré a leer que es eso de un Lutheal.
Saludos.
La Valse está bien, pero Ravel tiene cosas mejores. Y lo más importantes es que Ravel es el Picasso de la orquestación: desde entonces los demás arreglistas no han hecho más que imitarle o intentar desmarcarse sin éxito.
Creo que el jazz Concerto ese no es de Ravel, no me suena que esté en su catálogo nada parecido.
No el Concerto no es de Ravel, el programa de ayer era el siguiente:
A. Dvorak = Cuatro danzas eslavas
A. Glazunov = Concierto para saxofón y Orquesta en mi bemol opus 109
E. Schulhoff = Jazzconcerto para saxofón y orquesta reducida
Y para cerrar la velada tocaron La valse de M. Ravel, algo ligero porque quedaban ya unos 12 minutos para acabar.
No ha sido uno de los mejores conciertos, pero el saxofonista era bueno.
Que te recuperes pronto de la noche pasada jajaja
Publicar un comentario