La verdad es que andando por los caminos y contemplando los escenarios de destrucción y gloria que nos está dejando este nuevo mundo uno no siente muchas ganas de escribir, sino más bien de vivir intensamente lo que le quede.
Pero tengo que hacer un llamamiento porque me lo han pedido.
Estamos emprendiendo camino al Norte, todos, el ejército y nosotros, aunque ya no sé si somos o no parte del ejército. Nofaustino lo es, definitivamente. Todos los días al anochecer entrenan un par de horas. Sus gritos de guerra resuenan en unos campos que se van secando con el calor del verano. Es impresionante. A ese grito le llamana kiai, según he entendido. A través del kiai desarrollan el chi en sus golpes. Ni siquiera sé si lo estoy escribiendo bien.
Hace dos días pasamos por un pueblo en el que había problemas. Bueno, problemas es un eufemismo de mierda y creo que es hora de que madure ya llame a las cosas por su nombre.
Había una puta horda de lagartos gigantes que mantenían esclavizados a 40 o 50 aldeanos para ir sacrificándolos cada día en un pozo ciego que hay en mitad del pueblo.
Nuestro ejército a atacado con sus naginatas, sos boes, sus nunchakus, sus espadas de madera o acero y sobre todo con sus manos desnudas. No sé si sacan el valor de la multitud o de ese chi que se supone que todos tenemos pero que sólo ellos dominan.
He visto escenas que en una película me harían reirme a carcajadas y cambiar de canal. He visto a un chaval de dieciocho años lanzarse en el aire y hacer presa con las piernas en el cuello de uno de esos monstruos, derribarlo y mantenerlo atenazado mientras Nofaustino llegaba para rematarlo con espiga de arroz.
He visto a un hombre de sesenta años cerrar los ojos al verse rodeado de enemigos para no fallar ningún golpe con su palo de madera.
He visto a una mujer morir matando sin gritar por su propia vida y sin derramar una lágrima.
Me he visto a mí mismo subido al pozo, silbando sin temblar mientras desataba los nudos de una niña ya muerta, en medio de la batalla, tan sólo para que no estuviera más tiempo allí expuesta... tan sólo... no lo sé. Porque no sé luchar, supongo.
He visto a Claudia agarrar el brazo de un luchador mientras los otros le ponían derecho un hueso roto.
Hemos vencido y hemos limpiado el pueblo y, supongo, hemos tomado conciencia de lo que somos y lo que podríamos ser.
Y ahora me toca deciros, a todos los que me leeis, a todos los que aún podéis conectaros:
Si estais en peligro, decídmelo. Iremos lo antes posible.
3 comentarios:
Puede servir para hacer que otros os vean y se propague el mensaje.
Estimado amigo.
Vuestra llamada no ha podido llegar en mejor momento. ¡Necesitamos vuestro ejército!
Si estáis al tanto de los otros blogs, se está gestando una segunda ofensiva para atacar al menos tres centrales energéticas y acabar con esta pinche acupuntura que mantiene abiertas las puertas del infierno.
Porque el Rey está llegando y todos estos demonios, liderados bajo un mando, serán poquito menos que invencibles.
No más tenga la información os la daré, pero mientras creo que lo mejor sería que os uniérais a nosotros en Andorra, porque aquí quedamos pocos pero somos valientes. Y coged a todos los que se quieran unir por el camino.
Las escopetas son bienvenidas, pero sabéis ya de primerísima que lo que valen son los cuchillos y las lanzas, las espadas y las mazas.
Mi amiga Adela está haciendo lo que puede para formar a esta gente en defensa personal, pero no es maestra como lo sois algunos de vosotros.
¡Venid! ¡Uníos!
¡Aguantad!
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